martes, 4 de septiembre de 2012

La convergencia al calor de la calle (enmiendas)


INTRODUCCIÓN

  1. Página 3, segundo párrafo. De sustitución: cambiar “de masas para” por “volcada en la construcción de”.

TESIS I

  1. Página 4, Punto 2.

De sustitución: cambiar la redacción actual por “La IX Asamblea de Izquierda Unida, sus textos y resoluciones, definieron bien el carácter sistémico de la crisis del capitalismo actual y apuntaron en la dirección correcta para confrontar estratégicamente con sus concreciones en nuestro país. El camino hasta hoy no ha hecho sino confirmar la envergadura de dicha crisis y lo acertado, en general, de aquella estrategia. Se trata ahora de evaluar críticamente nuestros aciertos y limitaciones a la hora de desarrollarlos, y renovar esa apuesta de acuerdo con los nuevos factores presentes en la actualidad”.

TESIS II


  1. Página 15, Punto 34.

De supresión: eliminar el texto entre paréntesis.

  1. Página 18, Punto 51.

De sustitución: cambiar el texto actual por Organizarse junto a quienes sufren la crisis en torno a alternativas de producción y consumo, y en torno a propuestas políticas que permitan el control social y democrático de los sectores económicos estratégicos es un objetivo prioritario de Izquierda Unida. El pueblo no solo ha de ser objeto sino sujeto de la alternativa socialista al capitalismo”.

  1. Página 20, Punto 66.

De sustitución: cambiar “siendo capaces de representar” por “participando en la articulación de”.

  1. Página 20-22, Punto 70 a 89.

De sustitución. Cambiar el texto actual por

Un movimiento fundamental: el 15-M

En el proceso de reactivación de la movilización social en España ha jugado un papel fundamental una fecha: el 15 mayo de 2011. El surgimiento del 15M como movimiento de expresión pública de un cansancio social respecto a la marcha del país, pero también como manifestación de una enorme energía democrática y un cuestionamiento de una política que se construye a espaldas de la ciudadanía y en contra muchas veces de ellos, fue un hito no sólo en España sino, como se vería meses después, a nivel mundial.

Para Izquierda Unida y para la izquierda en general trajo una noticia buena y una mala: la buena era que no habían errado demasiado en el programa, puesto que muchas de las reivindicaciones concretas podían leerse desde hace tiempo en sus papeles; la mala es que aquellas reivindicaciones sonaban novedosas a la mayoría de aquella gente. O bien la gente desconocía que ya había quien defendiera esas propuestas, o quizá les merecían más credibilidad en boca de otros actores.

El 15-M supuso un punto de inflexión en el escenario de crisis: fue el chispazo para activar subjetivamente a la sociedad ante la situación objetivamente dramática que ya vivíamos. La importancia del 15-M no se limita a sus momentos de “explosión”, sino que ha impregnado al conjunto de la sociedad. El incremento de la movilización social ha sido exponencial desde la aparición del movimiento, no solo en sus propias convocatorias sino en otras del movimiento sindical o movimientos por los servicios públicos, que se han contagiado de su dinamismo y su repertorio de acción colectiva. Pero, además, ha cambiado el enfoque de millones de personas que ahora mantienen una actitud más vigilante y crítica ante el desarrollo de la vida social y política. Hasta el punto de que ciertos discursos y razonamientos que antes eran compartidos solo entre sectores altamente concienciados y que sonaban radicales o exagerados, ahora se han convertido en parte del sentido común, de la opinión mayoritaria, aunque no siempre se exprese de manera compleja o bien fundamentada.

En ese nuevo sentido común existen dos grandes ideas de fondo, que interactúan de manera diferente con la izquierda política:
  • En primer lugar, la necesidad de regeneración del país, de la vida en común y de su representación a través de las instituciones vigentes, fuertemente cuestionadas por opacas, lejanas, corruptas y ajenas a la vida del común de los mortales. Sin duda, la izquierda participa en ellas de manera crítica, y habitualmente con otras formas y contenidos, pero aunque las demandas de regeneración política apuntan fundamentalmente a los partidos del régimen bipartidista, sería un error no entender que apuntan a una redefinición general de la interacción entre ciudadanía e instituciones.
  • Y en segundo lugar, esas instituciones se perciben como ilegítimas por ser incapaces de responder a las necesidades de la mayoría. Se ha roto definitivamente el pacto social que hacía soportable para la mayoría la desigualdad intrínseca del capitalismo. Y además, se muestra con toda su crudeza el papel subordinado del poder político frente a los grandes poderes económico. Exigen sacrificios a tal velocidad, que resulta obvio a qué intereses responden las decisiones públicas.
Resulta, por tanto, un revulsivo para cuestionar bases fundamentales del proyecto neoliberal y del bipartidismo que lo sostiene. Y junto a ello, apela a todas las fuerzas políticas, incluida la nuestra, para exigirse más en términos de transparencia, apertura, ética y participación.

El 15 M ha supuesto cuando menos:
  • la irrupción de la reivindicación social, política y democrática más importante desde la transición política a nivel de masas.
  • el cuestionamiento en amplias capas de la ciudadanía del sistema bipartidista que se entiende como un freno a las aspiraciones sociales y democráticas del pueblo.
  • la irrupción de una nueva generación en la política, con nueva organización, métodos y discurso.
  • la elaboración de un programa propio que, objetivamente, le sitúa en el marco de las necesidades de un modelo social y económico distinto al que quiere implantar el neoliberalismo.

El año largo transcurrido desde su nacimiento no ha hecho sino madurarle como movimiento en relación a sus orígenes, situarle en la esfera social que le es más propia en barrios, colectivos y ciudades y hacerle coincidir, aún con contradicciones, con sindicatos y movimientos. La Huelga general del 29M fue importante en esa tarea y las manifestaciones recientes del 19J lo certifican.

Izquierda Unida cree necesario que, partiendo de la total independencia de Sindicatos, movimientos, 15M y otros colectivos, consigamos pasar de la coincidencia a la convergencia de programas, estrategias y movilización en el marco de una necesaria “Rebelión democrática” contra el orden neoliberal y por una salida social a la crisis.

Las huelgas generales son el mejor instrumento de la clase trabajadora para defender sus intereses, para impedir retrocesos de sus conquistas. La movilización popular del 15M ha significado la respuesta más organizada y combativa a los efectos de las políticas neoliberales. Las gentes de Izquierda Unida hemos estado presentes tanto en los piquetes de las huelgas como en las plazas y calles de toda España en las movilizaciones del 15 M.

Aun así, sabemos que para dar una perspectiva política a los conflictos sociales, no basta con organizar y participar en movilizaciones importantísimas como las que se han desarrollado en este tiempo. Así por ejemplo, en el último año, las huelgas generales previas a las elecciones generales o las movilizaciones del 15 M, tan fundamentales, no lograron impedir el triunfo del Partido Popular con mayoría absoluta.

Nos toca ahora buscar nuevas formas de expresión sociopolítica, más allá de las existentes, que den cauce en el terreno electoral e institucional a lo mejor de todas las tradiciones de movilización social para plantear un verdadero desafío al neoliberalismo y al bipartidismo”.


  1. Página 26, Punto 120.

De sustitución. Cambiar la redacción actual por “Hoy podemos afirmar que ese proceso ha contribuido a que Izquierda Unida haya confluido con mayor naturalidad en la movilización social contra el neoliberalismo, allá donde se dé, y a tejer las complicidades para cerrar candidaturas municipales y autonómicas (en Navarra, Catalunya, Extremadura, Madrid, Cantabria, Canarias, etc.) que nos dieron un buen resultado electoral en mayo de 2011. Permitió, en definitiva ir construyendo un frente político con presencia en la movilización social y en confluencia con las demandas de la calle, de cara a las elecciones generales del 20 de Noviembre”.

  1. Página 30, Punto 141.

De sustitución: Cambiar el texto actual por “La alternativa: un proceso de acumulación de fuerzas, en la calle y en las instituciones, para forjar un movimiento político de mayoría social capaz de involucrar a los ciudadanos y ciudadanas y enfrentar el contraproceso constituyente. Organizar la mayoría social y la alternativa”.

  1. Página 32, Punto 153.

De sustitución: Cambiar “es la herramienta más poderosa de la que disponemos” por “supuso un punto de partida”.

  1. Página 32, Punto 154.

De sustitución: Cambiar el texto actual por “Pero los resultados alcanzados son insuficientes, desde el punto de vista de la convergencia política y social y desde la convergencia programática que supuso la Convergencia Social. Ha cambiado el tiempo político y, afortunadamente, no toca ya llamar a la ciudadanía, sino responder a la llamada de la calle que exige hacer otra política y hacerla de otra manera. No es IU quien llama a la unidad a fuerzas políticas, sociales y ciudadanía, sino la gente quien lo exige e IU quien responderá en pie de igualdad con quien quiera sumarse”.

  1. Página 32, Punto 156.

De sustitución: Cambiar “con serias posibilidades de convertirse en el eje” por “porque está llamada a ser parte fundamental”.

  1. Página 33, Punto 157.

De supresión: Eliminar desde “por fin se politiza…” hasta “…se levanta de su letargo y”.

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